Adquirir una vivienda en propiedad suele ser, muchas veces, un ejercicio de ingeniería económica y financiera para la mayoría de los interesados en ello. Que si una entrada de alrededor del 20% del valor total de la vivienda como mínimo, que si unas cuotas demasiado ajustadas para las economías domésticas de cada uno… Al final, […]
Adquirir una vivienda en propiedad suele ser, muchas veces, un ejercicio de ingeniería económica y financiera para la mayoría de los interesados en ello. Que si una entrada de alrededor del 20% del valor total de la vivienda como mínimo, que si unas cuotas demasiado ajustadas para las economías domésticas de cada uno… Al final, se vuelve una labor fatigosa. No ya solo por el hecho de encontrar una casa adaptada a nuestras comodidades y exigencias, sino también porque supone un verdadero quebradero de cabeza a nivel monetario.
Lo habitual es que los bancos únicamente financien el 80% del valor del inmueble. Aunque se está observando una tendencia actualmente en la que algunas entidades han comenzado a llegar al 90% en determinados casos especiales. Aun así y pese a todo, incluso con una financiación del 90%, el comprador deberá tener ahorrados como mínimo entre un 10% y un 15% del coste de la vivienda. Para poder hacer frente a la entrada y los gastos de gestión hipotecarios previos al pago de las habituales cuotas mensuales.
Y es aquí, donde surge el problema. Por poner un ejemplo, para una vivienda de 200.000 euros, se deben tener ahorrados un mínimo de 40.000 euros. Esta cantidad, en muchos segmentos de población como los jóvenes menores de 35 años, es inasumible. Por lo tanto, ante esta situación llegamos a la pregunta del millón, ¿es posible conseguir a una hipoteca al 100% de financiación? Respondiendo a esta cuestión, vamos a intentar ponerte sobre la mesa cuatro trucos para poder optar a ellas:
- Comprar viviendas de los bancos. Tienes que saber que los bancos suelen ser parciales a la hora de tratar los activos que tienen en su cartera. Decimos esto porque si tienes idea de comprar una casa propiedad del banco, es muy posible que la entidad bancaria te acepte financiar la hipoteca el 100%. El porqué es sencillo, un banco no es una inmobiliaria, en consecuencia, prefieren tener liquidez antes que bienes inmuebles en desuso. Pese a todo, no es oro todo lo que reluce, conseguir este tipo de viviendas se suele antojar bastante complicado y restringido, es necesario contactar con el banco o contratar un asesor financiero que conozca la forma de actuación sobre este tipo de inmuebles.
- Completar el valor que te falte con un préstamo personal. Esta idea solo es viable si tienes una buena capacidad de pago. Si no, el riesgo es muy alto y por lo tanto desaconsejable. En el caso de ostentar una buena capacidad de pago, primero podrás optar a un préstamo personal y luego solicitar la hipoteca. Para ello es importante que hagas bien los cálculos antes de tramitar el préstamo hipotecario. Principalmente, para que el resultado final no sea que sí que te conceden el préstamo, pero no la hipoteca.
- Incluir una segunda garantía. Si tienes otra vivienda, es muy posible que el banco te aplique una hipoteca al 100% si hipotecas las dos. Este tipo de operaciones conlleva un riesgo inherente. Pero suelen ser populares para inversores afincados en el mercado inmobiliario.
- Poner un avalista. Pese a que es un consejo que siempre suele mostrarse como peligroso para una persona normal y corriente con ingresos medios, existen muchas probabilidades de que el banco te acepte una hipoteca al 100% si tu avalista reporta una buena capacidad de pago e ingresos. Si, por ejemplo, dicho avalista poseyera varios inmuebles, el banco seguramente vería factible concederte la hipoteca en esas condiciones porque si no cumplieras la entidad bancaria podría intervenir las propiedades del avalista.
Como has podido comprobar, estos cuatro trucos traen consigo un elevado riesgo financiero para el consumidor. Por eso, nuestra recomendación si se está en la tesitura de plantearse este tipo de hipotecas es acudir siempre que se pueda a un intermediador hipotecario con experiencia y amplios conocimientos del mercado inmobiliario, que se encargue de realizar un análisis de viabilidad económica. Porque, como hemos establecido antes, muchas veces no es oro todo lo que reluce.